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Rinomodelación: el error común que afecta tu resultado final
- Por Clínica EM
La frase “Rinomodelación: el error común que afecta tu resultado final” la escucho, en buen chileno, “de cajón” en el box. Muchas personas llegan convencidas de que la rinomodelación es rápida, barata, casi sin riesgos y con un resultado “mágico” para cambiar por completo la nariz. El problema es que ese error de expectativas mal planteadas puede arruinar la experiencia y dejarte muy lejos del resultado final que imaginabas.
En Clínica EM trabajamos la rinomodelación con ácido hialurónico desde una mirada médica, realista y segura, no como un truco cosmético. Aquí te quiero contar, sin adornos innecesarios, cuál es el error más común que vemos y qué tienes que saber para tomar una buena decisión.
Qué es realmente una rinomodelación y qué puede (y no puede) lograr
La rinomodelación es un procedimiento médico estético mínimamente invasivo en el que inyectamos ácido hialurónico en puntos estratégicos de la nariz para mejorar su forma sin cirugía.
Se usa, sobre todo, para:
– Disimular el “huesito” o giba dorsal.
– Levantar levemente la punta.
– Mejorar la transición entre nariz y frente.
– Corregir asimetrías suaves o pequeños hundimientos.
Pero, ojo ahí: no reduce tamaño, no afina narices grandes ni corrige problemas funcionales como desviaciones internas importantes o dificultad respiratoria. En buen chileno: no es llegar y “achicar la nariz” con relleno.
Lo que sí hace es jugar con la luz y las sombras de la nariz, generando una ilusión óptica de mayor armonía. Esto, bien indicado, puede cambiar el perfil de forma muy evidente, pero dentro de límites anatómicos y de seguridad.
El error común que echa a perder el resultado final
Te lo digo al tiro: el error número uno que afecta el resultado final de una rinomodelación es querer usarla como si fuera una rinoplastia quirúrgica.
Es decir:
– Buscar cambios radicales en una nariz muy grande o muy proyectada.
– Insistir en “bajar” la nariz o hacerla más pequeña solo con relleno.
– Intentar corregir problemas estructurales complejos.
– Pedir una “nariz de referencia” copiada de fotos de redes sociales.
Cuando se cae en este error, pasan varias cosas:
1. Se coloca más volumen del que la nariz tolera.
El relleno empieza a desarmar la armonía facial y la nariz se ve gruesa, pesada o poco natural.
2. Aumentan los riesgos.
La nariz es una zona con una red vascular delicada. Mientras más producto se inyecta, más sube la probabilidad de complicaciones serias como oclusiones vasculares.
3. Las expectativas se alejan de la realidad.
Aunque el resultado esté técnicamente bien, si la persona esperaba un cambio “de cirugía” con un procedimiento médico no quirúrgico, la sensación será de decepción.
Usar la rinomodelación para algo que no está diseñada para hacer es el error que más afecta el resultado final, tanto en lo estético como en la satisfacción del paciente.
5 claves para no caer en este error y lograr un resultado realista
1. Tomarle el peso a la palabra “armonizar” y no “cambiarlo todo”
En rinomodelación, nuestra meta no es “inventar una nueva nariz”, sino armonizar lo que ya tienes con tu frente, labios, mentón y proporciones del rostro.
Esto significa:
– Mejorar puntos de quiebre (como la giba) en vez de borrarlos a la fuerza.
– Ajustar ángulos (por ejemplo, ángulo nasolabial) con sutileza.
– Buscar un perfil armónico y equilibrado, no una nariz de catálogo.
Cuando alguien llega con la idea de “quiero cambiar mi nariz entera sin cirugía”, al tiro sabemos que hay que sentarse a conversar largo y tendido antes de ofrecer cualquier procedimiento.
2. Entender cómo funciona el ácido hialurónico en la nariz
El ácido hialurónico es un gel que atrae agua y aporta volumen. En la nariz lo usamos como una “estructura externa” que complementa tus tejidos.
Funciona bien para:
– Rellenar zonas hundidas.
– Crear líneas más rectas en el dorso.
– Dar un leve soporte a la punta.
Pero no puede:
– Reemplazar hueso ni cartílago.
– “Reducir” tejido.
– Corregir desviaciones muy marcadas de tabique.
Por eso, cuando el problema es de exceso de volumen o deformidad estructural, la herramienta adecuada es la rinoplastia quirúrgica, no la rinomodelación. Forzar un relleno en esos casos es justamente caer en el error común que arruina el resultado final.
3. Saber en qué casos está indicada… y en cuáles no
En Clínica EM indicamos rinomodelación sobre todo en estos escenarios:
– Narices con giba moderada, donde alinear el dorso genera un perfil mucho más suave.
– Asimetrías leves después de una rinoplastia, para “afinar detalles”.
– Puntas un poco caídas, donde un soporte suave mejora el ángulo.
– Depresiones o irregularidades pequeñas producto de trauma o genética.
En cambio, no la recomendamos (o la recomendamos con mucha cautela) cuando vemos:
– Narices muy grandes con deseo de “achicar” o “refinar” al máximo.
– Pacientes que quieren “copiar” una nariz de otra persona.
– Deformidades importantes del tabique o problemas respiratorios severos.
– Piel muy gruesa, donde el relleno no se ve bien definido.
– Personas con cirugías previas complejas y tejido cicatricial excesivo.
A veces, la mejor decisión médica es decir:
“No, en tu caso la rinomodelación no es la opción ideal; es mejor una evaluación con cirugía plástica o un manejo combinado”.
Quizás no es lo que alguien quiere escuchar ese día, pero es lo que permite sacar cuentas alegres a largo plazo.
4. Cómo es el procedimiento paso a paso cuando se hace bien
Para que una rinomodelación se haga a toda prueba, el paso a paso suele ser así:
1. Evaluación completa.
Analizamos tu historia clínica, alergias, cirugías previas y, muy importante, tus expectativas. Vemos tu rostro de frente y de perfil, con buena luz.
2. Definición del plan.
Te explicamos qué sí se puede mejorar y qué no. En esta conversación muchas veces corregimos de raíz el error de expectativas que podría afectar el resultado final.
3. Marcaje y fotografías clínicas.
Marcamos los puntos donde se aplicará el ácido hialurónico y tomamos fotos para evaluar el antes y el después con objetividad.
4. Asepsia y anestesia local.
Desinfectamos muy bien la zona. Podemos usar crema anestésica o pequeñas infiltraciones, según el caso.
5. Inyección controlada.
Usamos cánula o aguja fina, según el criterio médico, aplicando el relleno en planos profundos y en cantidades pequeñas. Vamos revisando al espejo contigo para ajustar detalles sin excedernos.
6. Moldeado suave.
Distribuimos el producto con masajes muy controlados para lograr el contorno deseado.
7. Revisión inmediata.
Evaluamos la simetría, te mostramos el resultado, tomamos nuevas fotos y damos indicaciones de cuidado.
En total, el tiempo efectivo de inyección puede ser corto, pero la parte más importante sigue siendo la evaluación y el ajuste de expectativas antes de pinchar.
5. Cuidados posteriores y por qué también pueden afectar el resultado final
Aunque no es cirugía, la rinomodelación sí requiere ciertos cuidados para que el resultado final sea el mejor posible:
– No presionar la nariz ni usar lentes pesados sobre el dorso las primeras 24–48 horas.
– Evitar golpes o actividades de contacto.
– No hacer ejercicio intenso el mismo día del procedimiento.
– No masajear la zona por cuenta propia, salvo indicación explícita del médico.
– Dormir boca arriba las primeras noches, si es posible.
Un error común es pensar que “como es algo rápido, da lo mismo lo que haga después”. Y no, en buen chileno no es llegar y seguir como si nada. Un mal cuidado puede generar desplazamientos del producto, asimetrías o inflamaciones innecesarias que cambian el resultado final.
Riesgos, efectos secundarios y por qué hay que tener ojo con la seguridad
La nariz es una de las zonas más delicadas para trabajar con ácido hialurónico porque tiene una vascularización compleja y cercana a territorios muy sensibles, como los ojos.
Entre los efectos secundarios más habituales (y esperables) están:
– Enrojecimiento leve.
– Inflamación moderada.
– Sensibilidad al tacto.
– Pequeños hematomas en los puntos de entrada.
Todo esto suele mejorar en pocos días.
Sin embargo, también existen riesgos menos frecuentes pero más serios:
– Oclusión vascular: cuando el relleno entra en contacto con una arteria y bloquea el flujo sanguíneo de esa zona.
– Compromiso visual: en casos extremos y muy raros, si se afecta la irrigación cercana a la órbita.
– Necrosis cutánea: pérdida de tejido por falta de irrigación.
Por eso la seguridad no se negocia: el procedimiento debe hacerlo un doctor entrenado, en un entorno clínico, con protocolos claros y acceso a hialuronidasa (la enzima que disuelve el ácido hialurónico si es necesario).
El afán por buscar un cambio exagerado, con mucha cantidad de relleno o en manos inexpertas, no solo afecta el resultado final, sino que puede aumentar de forma importante los riesgos.
Cuánto dura la rinomodelación y cómo cambia en el tiempo
La duración promedio de una rinomodelación con ácido hialurónico suele estar entre 12 y 18 meses, aunque depende de:
– Tipo de producto utilizado.
– Metabolismo individual.
– Cantidad y profundidad del relleno.
– Cuidados posteriores.
Hay pacientes en que el efecto se mantiene muy lindo más de un año, y otros en los que a los 9–12 meses ya se nota una regresión evidente.
Algo importante: no es recomendable “tocar y retocar” la nariz cada pocos meses sin necesidad. Acumular relleno sin control puede alterar la forma original, engrosar la nariz y, otra vez, arruinar el resultado que al principio se veía natural.
En Clínica EM preferimos:
– Evaluar en controles periódicos.
– Retocar solo cuando realmente se ha perdido la armonía conseguida.
– Usar la menor cantidad de producto necesaria para mantener un buen resultado.
Cuándo preferimos decir “no” a una rinomodelación, aunque tú quieras
A veces parece contraintuitivo, pero parte de nuestra responsabilidad profesional es no ofrecer un tratamiento cuando sabemos que no te va a dejar conforme o que implicaría un riesgo innecesario.
No recomendamos rinomodelación, por ejemplo, cuando:
– Tu principal objetivo es achicar una nariz muy grande.
– Tienes una desviación fuerte del tabique y además dificultad respiratoria.
– Has tenido varias cirugías previas con complicaciones importantes.
– Buscas cambios irreales, como “nariz de celebridad X” aunque tus proporciones faciales sean muy distintas.
– Estás en un momento emocional delicado y depositas demasiada expectativa en un solo procedimiento estético.
Un día llegó una paciente y me dijo:
“Doctora, quiero una rinomodelación para que mi nariz se vea chiquitita, como si me la hubiera operado, pero no quiero cirugía, y la necesito para la próxima semana porque tengo un evento importante”.
Ahí tuvimos una conversación honesta. Le expliqué que, en su caso, usar rinomodelación con esa meta la iba a decepcionar y podría incluso hacer que su nariz se viera más grande por el volumen añadido. No le ofrecí el tratamiento. En su lugar, la derivé para una evaluación con cirugía plástica y hablamos de otras pequeñas armonizaciones faciales más realistas para su evento. Meses después volvió, ya operada, muy contenta de que no la hubiéramos dejado tomar la decisión apresurada.
En buen chileno, a veces lo más responsable es “hacerla corta” y decir que no, para evitar justamente el error común que afecta tu resultado final.
Cómo distinguir una buena evaluación de rinomodelación de una oferta tentadora
No es raro que nos cuenten experiencias de promociones, “combos” o procedimientos hechos fuera de un contexto clínico adecuado. Para ayudarte a distinguir, una evaluación seria debería incluir:
– Tiempo suficiente para conversar (no solo “mirar rápido y pinchar”).
– Explicación clara de lo que se puede lograr y de lo que no.
– Revisión de tu historia de salud y medicamentos.
– Información sobre riesgos, cuidados y productos utilizados.
– Fotos clínicas con tu autorización.
Si sientes que te empujan a tomar la decisión en el momento, sin espacio para preguntar, o que minimizan los riesgos diciendo que “no pasa nunca nada”, ojo ahí. La nariz no es una zona para improvisar.
Si quieres profundizar más en este tema, te recomiendo leer el contenido que tenemos en nuestro blog Al Box de medicina estética, donde abordamos en detalle otros tratamientos faciales y cómo tomarlos con información y calma.
El rol de las redes sociales: antes y después que no siempre cuentan toda la historia
Hoy muchas personas llegan con capturas de pantalla de resultados vistos en redes. Es comprensible: las fotos del antes y después son súper seductoras. El problema es que no siempre muestran el contexto completo:
– No ves el tipo de nariz original en 3D, solo una foto plana.
– No sabes cuánto producto se usó.
– Desconoces si había filtros, luz favorecedora o edición.
– No te cuentan cómo estaba la piel meses después.
En Clínica EM usamos fotos clínicas para educar, pero siempre desde una mirada honesta, con explicación del caso y sin prometer que se puede replicar igual en otra persona. Si te interesa ver resultados reales, videos de procedimientos y contenidos educativos cortos, te recomiendo visitar nuestro Instagram, donde compartimos casos y explicaciones prácticas de medicina estética.
Lo importante es que no confundas un “post perfecto” con la realidad de tu anatomía y tus posibilidades. Esa confusión es parte de ese famoso error común que termina afectando el resultado final, porque de partida te deja con expectativas irreales.
Cómo saber si la rinomodelación es para ti
Para ir a la segura, antes de dar el vamos a una rinomodelación te sugiero hacerte, al menos, estas preguntas internas:
1. ¿Quiero mejorar detalles o quiero cambiar mi nariz por completo?
2. ¿Estoy dispuesto/a a un resultado sutil pero armónico, o espero algo radical?
3. ¿Estoy buscando evitar sí o sí la cirugía, aunque eso signifique un resultado menos potente?
4. ¿Confío en que el médico pueda decirme que no es el tratamiento ideal para mí, si corresponde?
Si tus respuestas se inclinan hacia mejoras moderadas, armonización y confianza en la recomendación médica, es mucho más probable que salgas contento/a y sin sorpresas.
Si, en cambio, lo que buscas es una transformación extrema, lo razonable es que conversemos sobre otras alternativas, incluyendo cirugía, y no te quedes atrapado en la idea de que una rinomodelación tiene que lograr lo que simplemente no puede hacer.
En resumen, el gran tema detrás de “Rinomodelación: el error común que afecta tu resultado final” no es el ácido hialurónico en sí, ni la técnica, ni siquiera la mano del médico. El punto clave son las expectativas mal alineadas, cuando se pretende que un procedimiento médico no quirúrgico actúe como una rinoplastia completa.
Nuestro trabajo en Clínica EM es acompañarte, explicarte en simple, ayudarte a tomar buenas decisiones y decirte con honestidad cuándo la rinomodelación puede ser una herramienta útil para ti y cuándo no. Así evitamos ese error de raíz y te acercamos, de verdad, al mejor resultado posible para tu rostro, tu nariz y tu bienestar a largo plazo.
Este artículo fue escrito por Doctora Blanca Girardi de Steve, Directora Médica de Clínica EM, con 25 años de experiencia en medicina estética y rejuvenecimiento facial.
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