Patas de gallo 5 claves efectivas y seguras

Las patas de gallo son una de las primeras arrugas que nos hacen “tomarle el peso” al envejecimiento facial. En Clínica EM vemos todos los días cómo este detalle en la zona de los ojos puede influir en cómo te ves y cómo te sientes, y cómo un enfoque profesional bien planificado puede suavizarlas de forma efectiva, segura y con un resultado natural.

Qué son exactamente las patas de gallo

Cuando hablamos de patas de gallo nos referimos a esas arruguitas en forma de abanico que aparecen al lado de los ojos, especialmente al sonreír, reír o achinar los ojos con el sol.

Desde el punto de vista profesional, corresponden a arrugas dinámicas, generadas por la contracción repetida del músculo orbicular del ojo. Con los años y otros factores (como el sol, el tabaco o la sequedad cutánea), esas líneas dinámicas se transforman en arrugas más marcadas, visibles incluso en reposo.

En buen chileno: al principio “aparecen sólo cuando te ríes”, pero con el tiempo se quedan instaladas y ya no pasan piola.

Por qué aparecen antes en algunas personas

No es raro que alguien llegue a consulta diciendo: “Doctora, tengo patas de gallo y todavía no cumplo 30”. Y sí, puede pasar perfectamente.

Algunos factores que adelantan su aparición:

– Gesticulación intensa: personas muy expresivas, que ríen fuerte o entrecierran mucho los ojos.
– Estructura del rostro: ojos más hundidos, piel muy fina o falta de soporte óseo pueden marcar más las patas de gallo.
– Daño solar acumulado: exposición crónica a rayos UV sin protección favorece el adelgazamiento de la piel y la pérdida de colágeno.
– Sequedad de la piel: una piel periocular seca se arruga más fácil y se ve más opaca.
– Tabaco: acelera el envejecimiento cutáneo en general, incluyendo las patas de gallo.
– Genética: hay familias donde todos marcan fuerte esta zona desde jóvenes.

Enfoque preventivo: no esperar a que la arruga se marque

El envejecimiento cutáneo empieza a hacerse visible alrededor de los 25 años. Primero con líneas finas, que con el tiempo se transforman en arrugas más profundas si no se tratan. Ahí es donde la medicina estética moderna puede ayudar, tanto de forma preventiva como correctiva.

Hoy, en medicina estética, hablamos mucho de rejuvenecimiento preventivo. La idea es no esperar a que las patas de gallo estén profundas y permanentes para recién hacer algo.

En Clínica EM nos enfocamos en:

– Evaluar la fuerza del músculo orbicular.
– Ver la calidad de la piel del contorno de ojos.
– Analizar la gesticulación real del paciente (no sólo la foto fija).

En algunos casos, iniciar tratamientos suaves a edades tempranas (finales de los 25 o inicios de los 30) permite:

– Disminuir la intensidad de la contracción muscular.
– Evitar que la piel se “rompa” en forma de surcos permanentes.
– Mantener una expresión natural, sin cara de “congelado”.

La clave es ir a la segura con dosis, puntos de aplicación y elección de tratamientos, siempre personalizado. No es llegar y copiar lo que se ve en redes sociales.

Cómo se forman las arrugas dinámicas alrededor del ojo

Cuando sonreímos, el músculo orbicular del ojo se contrae para achinar el ojo. Cada vez que lo hace, la piel que lo recubre se pliega.

En una piel joven, con buen colágeno y elastina, esas líneas desaparecen al relajar el gesto. Pero con el tiempo:

1. Disminuye el colágeno y la elastina.
2. La piel se adelgaza.
3. La hidratación natural baja.
4. La misma contracción repetida deja “marcas” en la piel.

Así, las patas de gallo que eran sólo de expresión pasan a ser arrugas estáticas, visibles aunque estés con la cara relajada.

Ojo ahí: fumar, tomar sol sin bloqueador y no cuidar la hidratación aceleran mucho este proceso.

Tratamiento estrella: toxina botulínica bien indicada

El tratamiento más utilizado y con mejor respaldo científico para patas de gallo es la toxina botulínica (lo que muchas personas llaman “botox”, aunque ese es sólo un nombre comercial).

Cómo funciona la toxina botulínica en esta zona

La toxina botulínica actúa relajando de forma controlada parte del músculo orbicular del ojo. Al disminuir la fuerza de contracción:

– La piel se pliega menos al sonreír.
– Las arrugas dinámicas se suavizan.
– Se evita que la arruga se siga “marcando” en profundidad.

Usada con criterio, permite que sigas sonriendo y gesticulando, pero sin que las patas de gallo se roben la película.

Paso a paso del procedimiento en Clínica EM

En líneas generales, el procedimiento es así:

1. Evaluación detallada
Revisamos tu historia clínica, contraindicaciones, uso de medicamentos, antecedentes de enfermedades neuromusculares, embarazo o lactancia.
Analizamos tu sonrisa, tu forma natural de gesticular y la calidad de la piel.

2. Plan de tratamiento personalizado
Definimos dosis, puntos de infiltración y, si corresponde, combinación con otros tratamientos para la piel del contorno de ojos.

3. Marcación y asepsia
Limpiamos la piel, marcamos los puntos y usamos agujas muy finas para que las molestias sean mínimas. Hoy las agujas son más delgadas que hace años, lo que mejora mucho la experiencia.

4. Aplicación de la toxina botulínica
La infiltración es rápida. Puedes sentir un leve pinchazo y una pequeña molestia que dura segundos. En algunos productos se incorpora lidocaína, lo que ayuda a que el procedimiento sea más cómodo.

5. Recomendaciones inmediatas
No masajear la zona, no recostarse las primeras horas y evitar ejercicio muy intenso ese mismo día, según las indicaciones específicas que te damos.

En cosa de nada (generalmente menos de 15 minutos) el procedimiento termina y puedes retomar tu día prácticamente normal.

Cuándo se ven los resultados y cuánto duran

Los efectos no son al tiro. Lo habitual es:

– Comienzo del efecto: desde el día 3–4.
– Efecto máximo: entre los 10 y 15 días.
– Duración promedio: entre 3 y 4 meses, aunque varía según metabolismo, gesticulación y dosis.

Es importante entender que:

– No “borra” por completo las patas de gallo, pero sí las suaviza notablemente.
– En arrugas muy profundas puede requerirse combinación con otros tratamientos.
– La idea es que te veas descansado, fresco, no “operado”.

En consulta siempre explicamos estos puntos para que las expectativas sean realistas y puedas sacar cuentas alegres con el resultado.

En qué casos no recomendamos toxina botulínica

Aunque un paciente insista, hay situaciones donde podemos decir que no es el mejor momento o no es el tratamiento indicado para patas de gallo:

– Embarazo y lactancia.
– Enfermedades neuromusculares específicas.
– Infección activa o lesión en la zona a tratar.
– Pacientes que buscan un resultado extremo, rígido o poco natural.
– Personas que no están dispuestas a seguir controles o cuidados mínimos.

En esos casos, priorizamos siempre tu seguridad y planteamos alternativas más adecuadas o postergamos el tratamiento.

Efectos secundarios y seguridad del procedimiento

La toxina botulínica es un tratamiento con muchos años de uso médico y un respaldo científico sólido, siempre que se aplique en un contexto clínico serio y por profesionales entrenados.

Posibles efectos secundarios, generalmente leves y transitorios:

– Pequeños moretones en el punto de inyección.
– Sensación de tirantez o pesadez inicial.
– Dolor leve tipo pinchazo en la zona tratada las primeras horas.

Efectos menos frecuentes, pero que deben explicarse:

– Asimetrías en la sonrisa o en la altura de las cejas.
– Difusión del producto más allá de la zona deseada, generando cambios no esperados.

Por eso es tan importante:

– Una correcta indicación.
– Una buena técnica de infiltración.
– El uso de productos certificados.
– Hacer controles cuando corresponde.

Cuando alguien llega contando una mala experiencia previa en otro lugar, muchas veces el problema no fue la toxina en sí, sino la dosis, la técnica o la falta de evaluación.

Por qué los remedios caseros no son solución para esta zona

En redes sociales abundan supuestos “trucos” para eliminar patas de gallo: aceites “milagrosos”, masajes extremos con hielo, parches caseros, ejercicios forzados, etc.

Desde un punto de vista médico:

– Los aceites no certificados dermatológicamente pueden generar irritaciones, alergias o brotes de acné.
– La exposición a frío o calor extremo sin control puede dañar la piel fina del contorno de ojos.
– Los ejercicios faciales mal guiados incluso pueden aumentar la gesticulación y, con ello, las mismas patas de gallo.

No es llegar y aplicar cualquier cosa porque “es natural”. Natural no siempre significa seguro, y mucho menos efectivo. Para esta zona, tener ojo es clave.

Combinaciones útiles para un mejor resultado

En muchos casos, tratar sólo el músculo no es suficiente. La piel del contorno de ojos puede estar:

– Fina y frágil.
– Deshidratada.
– Con pérdida de elasticidad.
– Con pequeñas arrugas estáticas además de las dinámicas.

Ahí pueden ser útiles, según la evaluación médica:

– Ácido hialurónico específico para contorno de ojos (no rellenos volumétricos, sino productos suaves para mejorar hidratación y calidad de la piel).
– Hidratantes inyectables o skinboosters en la zona periocular para aportar luminosidad y elasticidad.
– Protocolos de cuidado domiciliario con cremas indicadas por un especialista, no elegidas al azar.

La combinación de toxina botulínica para controlar la gesticulación y productos que mejoran la piel nos permite manejar las patas de gallo desde dos frentes: músculo y tejido cutáneo.

Lo que más nos preguntan en el box sobre patas de gallo

Lo que más me preguntan en el box es algo así como: “Doctora, ¿me van a quedar los ojos raros, como tirados para atrás?”.

Me acuerdo un día que vino una paciente que había pospuesto por años el tratamiento por miedo a “perder su sonrisa”. Después de explicarle paso a paso qué hacemos, ver fotos clínicas y revisar sus gestos frente al espejo, se animó. A los 15 días, en el control, lo primero que dijo fue: “Sigo siendo yo, pero sin tantas líneas… debí hacerlo antes”.

Esa es la idea: que las patas de gallo disminuyan, pero que sigas reconociéndote en el espejo. Que tus gestos se vean más descansados, no cambiados.

Cuidados posteriores para prolongar los resultados

Después del tratamiento de patas de gallo, hay varias medidas sencillas que ayudan a que los resultados duren más y la piel se mantenga en mejor estado:

– Usar bloqueador solar a diario, reaplicando cuando corresponde.
– Evitar sol directo intenso, sobre todo los primeros días.
– No frotar ni masajear de forma brusca la zona periocular.
– Mantener una rutina de higiene y humectación suave, específica para contorno de ojos.
– No fumar, o al menos reducir el consumo.

En buen chileno: si esperas que sólo la toxina “haga la pega” pero sigues maltratando la piel con sol y tabaco, es probable que los resultados duren menos y las patas de gallo vuelvan antes de lo esperado.

Qué considerar antes de elegir dónde tratarte

Cuando se trata de patas de gallo, la zona es delicada: está muy cerca del globo ocular, la piel es fina y hay estructuras importantes alrededor.

Al elegir dónde tratarte, te sugerimos fijarte en:

– Que la evaluación la realice un doctor con experiencia en medicina estética.
– Que el lugar cuente con autorización sanitaria y protocolos claros.
– Que se utilicen productos certificados y de calidad.
– Que te expliquen riesgos, alternativas y cuidados, sin promesas irreales.
– Que veas casos reales con resultados naturales, no sólo fotos filtradas.

Si quieres profundizar más en este tema, te recomiendo leer el contenido que tenemos en nuestro blog Al Box de medicina estética, donde hablamos en detalle de envejecimiento facial, piel y tratamientos estéticos actuales.

Si te interesa ver resultados reales, videos de procedimientos y contenidos educativos cortos, te recomiendo visitar nuestro Instagram, donde compartimos casos y explicaciones prácticas de medicina estética.

Expectativas realistas: mejorar, no borrar tu historia

Algo que repetimos mucho en consulta es que la idea no es borrar tu expresión ni tu historia. Las patas de gallo también hablan de tus sonrisas, tus días de playa, tu manera de mirar.

Lo que buscamos con los tratamientos es:

– Suavizar la arruga excesiva que te hace ver más cansado o mayor de lo que te sientes.
– Evitar que se sigan profundizando de forma exagerada.
– Mantener la naturalidad y coherencia con el resto de tu rostro.

Con un buen plan, controles adecuados y cuidados básicos de la piel, se puede lograr una mejoría notable y a toda prueba, sin perder tu esencia.

Si sientes que las patas de gallo ya no pasan piola y quieres evaluar opciones, lo ideal es dar el vamos con una evaluación presencial en Clínica EM, para definir un plan realista y seguro según tu caso.

Este artículo fue escrito por Doctora Blanca Girardi de Steve, Directora Médica de Clínica EM, con 25 años de experiencia en medicina estética y rejuvenecimiento facial.