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Cómo saber si la mesoterapia es adecuada para tu tipo de piel
- Por Clínica EM
Si llegaste hasta aquí es porque más de alguien te ha hablado maravillas de la mesoterapia y ahora estás tratando de aclarar cómo saber si la mesoterapia es adecuada para tu tipo de piel. Y está perfecto: no es llegar y pincharse la cara “porque a mi amiga le resultó”.
Desde Clínica EM, donde vemos a diario distintos tipos de piel chilena (sensibles, resecas por el clima, con rosácea, con manchas, con acné adulto), quiero guiarte paso a paso, de forma honesta y realista, para que sepas si este tratamiento calza contigo o si es mejor evaluar otra alternativa.
Primero: qué es realmente la mesoterapia facial y qué NO es
La mesoterapia facial es un tratamiento médico estético en el que inyectamos pequeñas cantidades de vitaminas, ácido hialurónico no reticulado, antioxidantes y otros activos directamente en la dermis superficial.
Lo hacemos con microinyecciones muy finas, de forma estratégica, para:
– Mejorar la hidratación profunda.
– Aportar luminosidad.
– Suavizar líneas finas.
– Apoyar la calidad de la piel con el tiempo.
No es un relleno para cambiar volúmenes (eso es otro tipo de ácido hialurónico).
No es un lifting quirúrgico.
No es un “filtro de Instagram” permanente.
Es un tratamiento de calidad de piel, que puede ser muy efectivo cuando está bien indicado… y bastante decepcionante cuando no era lo que tu piel necesitaba.
Clave 1: entender qué necesita realmente tu tipo de piel (antes de pensar en mesoterapia)
Antes de preguntarte cómo saber si la mesoterapia es adecuada para tu tipo de piel, tienes que tener claridad sobre qué problema quieres mejorar y cómo es tu piel de base.
Tipos de piel y cómo se llevan con la mesoterapia
Te resumo lo que vemos todos los días en consulta:
– Piel seca o deshidratada
Suelen ser pacientes que sienten tirantez, descamación fina y falta de brillo.
La mesoterapia con ácido hialurónico no reticulado, vitaminas y aminoácidos suele irles muy bien.
Sienten la piel más jugosa, luminosa y el maquillaje se asienta mejor.
– Piel mixta o grasa sin acné activo
Aquí hay que elegir muy bien el cóctel.
Evitamos fórmulas demasiado oclusivas y priorizamos activos que regulan la grasa, mejoran el poro y aportan hidratación ligera.
Pueden notar mejora en textura y luminosidad sin “sentirse grasosos”.
– Piel con acné activo, inflamado
Ojo ahí: no es llegar y hacer mesoterapia.
Con acné inflamado, pústulas o nódulos, la prioridad es controlar la enfermedad primero.
En muchos casos, post-tratamiento del acné sí usamos mesoterapia para mejorar marcas superficiales, textura y cicatrices leves, pero no mientras la piel está “en guerra”.
– Piel con rosácea
Es una piel reactiva, que se enrojece y se irrita con facilidad.
A veces mesoterapia suave y muy bien planificada puede ayudar la hidratación y la barrera, pero no todos los protocolos sirven.
Muchas fórmulas estándar del mercado no están pensadas para rosácea, por lo que hay que personalizar al máximo y ser muy cuidadosos.
– Piel con manchas (melasma, léntigos)
La mesoterapia puede sumar en algunos casos, con cócteles despigmentantes y antioxidantes, pero nunca debe ser la única estrategia.
Es un complemento, no la solución mágica.
El pilar sigue siendo el fotoprotector, la rutina en casa y, a veces, otros tratamientos como láseres o peelings.
– Piel muy sensible o alérgica
Aquí hacemos una evaluación de tomo y lomo.
Revisamos antecedentes de alergias, dermatitis atópica, intolerancias previas a cosméticos o medicamentos.
En algunos casos se puede hacer mesoterapia con fórmulas muy reducidas; en otros, preferimos no hacerla.
Si después de leer esto ya sientes que tu piel está en una de las categorías “de riesgo” (acné activo, rosácea descompensada, alergias importantes), es de cajón que no deberías dar el vamos a una mesoterapia sin evaluación médica detallada.
Clave 2: revisar si tu expectativa coincide con lo que la mesoterapia realmente puede ofrecer
Uno de los errores más frecuentes que vemos es usar mesoterapia como si fuera una solución para todo.
Qué sí puedes esperar de la mesoterapia (si está bien indicada)
– Hidratación profunda más notoria que con una crema.
– Piel con más brillo saludable y “cara descansada”.
– Mejora progresiva de la textura fina.
– Suavizar algunas líneas pequeñas, especialmente en zonas de deshidratación.
– Sensación de piel “más viva”, especialmente en fumadores o pieles opacas.
Qué NO deberías esperar (para no desilusionarte)
– No levanta párpados caídos.
– No rellena surcos profundos (como surco nasogeniano muy marcado).
– No reemplaza al bótox para arrugas de expresión.
– No borra manchas en cosa de nada.
– No “quita años” de forma radical; mejora, pero no rejuvenece 15 años de una vez.
A veces me llegan pacientes diciéndome: “Doctora, quiero mesoterapia para levantarme el óvalo y sacar estas bolsas de los ojos”. Ahí hacemos una pausa, miramos juntas al espejo y les explico, en buen chileno, que no es la herramienta correcta para eso.
Tal vez necesitan una combinación de toxina botulínica, piel bien cuidada, bioestimuladores o incluso una derivación a cirugía plástica en algunos casos.
Si tu expectativa es un cambio sutil pero notorio en calidad de piel, la mesoterapia puede ser muy útil.
Si esperas un cambio estructural grande, probablemente no es el tratamiento principal para ti.
Clave 3: señales clínicas de que la mesoterapia te puede ayudar (y de que mejor no)
Aquí vamos a lo concreto: síntomas, señales y antecedentes que en la consulta usamos para decidir.
Señales de que la mesoterapia podría ser una buena opción
– Sientes que tu piel se ve “apagada” a pesar de usar cremas.
– Tienes líneas finas por deshidratación, sobre todo en mejillas y contorno de ojos (no bolsas, sino líneas).
– No tienes acné inflamado activo ni infecciones locales.
– Tu piel tolera bien otros procedimientos (peelings suaves, láseres no ablativos, etc.).
– Estás dispuesta o dispuesto a hacer un plan de varias sesiones, no solo una.
En estos casos, solemos sacar cuentas alegres porque el perfil de piel se ajusta bien a lo que la mesoterapia ofrece.
Señales de alerta: cuando preferimos no recomendar mesoterapia
– Embarazo o lactancia temprana:
Por prudencia, solemos postergar este tipo de procedimientos.
– Enfermedades autoinmunes descompensadas o tratamientos inmunosupresores fuertes:
Requiere evaluación muy personalizada. Muchas veces la indicación es no realizar.
– Alergias importantes a múltiples fármacos o componentes dermatológicos:
Aquí tenemos que tomarnos el tiempo de revisar historiales y, a veces, simplemente preferimos otra estrategia.
– Herpes activo en la zona a tratar:
Se debe tratar primero el herpes y luego reevaluar.
– Acné inflamado o infecciones en curso en la cara:
Al tiro descartamos hacer mesoterapia hasta controlar el proceso inflamatorio.
– Expectativas irreales o presión social muy fuerte (“todas mis amigas se lo hicieron”)
Puede sonar anecdótico, pero es un motivo real para frenar.
Cuando el motivo principal es “no quedar atrás”, paramos y volvemos a poner el foco en tu salud y bienestar, no en competir con nadie.
Cómo funciona el procedimiento paso a paso en la práctica
Para que puedas tomarle el peso a lo que implica de verdad una mesoterapia, te cuento cómo lo hacemos en Clínica EM.
Evaluación inicial
En la primera consulta:
– Revisamos tu historia clínica completa.
– Analizamos tu tipo de piel y su estado actual (hidratación, poros, manchas, arrugas finas, inflamación).
– Conversamos de tus objetivos y de lo que te gustaría mejorar.
– Te explicamos alternativas (mesoterapia u otros tratamientos) y tiempos de resultado.
– Vemos si hay contraindicaciones o si es mejor postergar.
Si en esa etapa detectamos que tus objetivos no calzan con la mesoterapia, te lo decimos de frente.
Es mucho mejor ser realistas que ofrecer algo que luego no dará el resultado que esperas.
Diseño del cóctel y plan de sesiones
No existe un único “cóctel ideal” para todas las personas.
En general, elegimos entre:
– Ácido hialurónico no reticulado (hidratación profunda).
– Vitaminas (A, C, E, B).
– Aminoácidos y péptidos.
– Antioxidantes específicos.
– Otras sustancias según la necesidad clínica.
Definimos cuántas sesiones necesitas (habitualmente entre 3 y 5, separadas por 2–4 semanas) y cuándo reevaluar.
El día del procedimiento
1. Limpieza profunda de la piel.
2. Desinfección rigurosa de la zona.
3. Microinyecciones con aguja fina, en múltiples puntos muy superficiales.
4. Aplicación de productos calmantes y, siempre, protector solar si es de día.
La sesión suele durar entre 20 y 40 minutos, dependiendo de la extensión de la zona.
Cuidados posteriores básicos
– No tocar ni rascar la zona tratada las primeras horas.
– No hacer deporte intenso el mismo día (para evitar más inflamación).
– No sauna, piscina ni baño muy caliente en las primeras 24–48 horas.
– Mantener tu rutina suave de cuidado, evitando productos muy irritantes los primeros días (retinol, exfoliantes fuertes).
– Usar fotoprotector de amplio espectro todos los días, sin excepción.
Riesgos, efectos secundarios y cuándo NO insistimos aunque el paciente lo pida
Como todo procedimiento médico, la mesoterapia no es 100 % inocua. Es importante hablarlo sin adornos.
Efectos secundarios frecuentes y esperables
– Enrojecimiento pasajero en la zona tratada.
– Pequeños puntitos rojos o moretones donde entró la aguja.
– Sensación leve de inflamación o sensibilidad en las horas siguientes.
– En algunos casos, discreta hinchazón, que suele bajar en 24–72 horas.
Todo esto, en general, pasa piola en un par de días y se maneja con cuidados simples.
Riesgos menos frecuentes, pero importantes
– Reacciones alérgicas a algún componente del cóctel.
– Infecciones locales si no se cumplen las normas de asepsia o cuidados posteriores.
– Inflamación persistente o nódulos pequeños, que requieren reevaluación médica.
Por eso siempre insistimos en:
– Hacer el procedimiento en una clínica certificada, con profesionales de salud autorizados.
– No improvisar con productos de origen dudoso o protocolos no validados.
Casos en que decimos que NO, aunque el paciente esté decidido
Hay momentos en que, aunque la persona llegue convencida, preferimos no hacer mesoterapia:
– Cuando su verdadero problema es flacidez severa que requiere otra solución.
– Cuando está en una fase depresiva o ansiosa fuerte y busca “arreglar todo” con un solo tratamiento.
– Cuando trae fotos muy editadas como expectativa real de resultado.
– Cuando existen contraindicaciones médicas claras.
Nuestro rol como doctores es cuidar tu salud.
No se trata solo de vender un procedimiento, sino de decidir contigo qué es lo más responsable.

Resultados: cuánto duran y cuándo tiene sentido repetir
Otro punto clave para saber si la mesoterapia es adecuada para tu tipo de piel es entender qué tanta constancia requiere y cuánto dura el efecto.
En la mayoría de los casos:
– Notas cambios sutiles ya después de la primera o segunda sesión (mejor luz, piel menos tirante).
– El resultado más redondo se ve al terminar el plan inicial (3–5 sesiones).
– El efecto no es permanente: la piel sigue envejeciendo y expuesta al sol, estrés, etc.
Lo que solemos recomendar:
– Plan inicial: 3–5 sesiones, según edad, tipo de piel y objetivo.
– Mantenciones: 1 sesión cada 3–6 meses, dependiendo de tu evolución y de si combinas o no con otros tratamientos.
Si tienes una buena rutina diaria, no fumas, cuidas el sol y mantienes tus controles, la mesoterapia se convierte en un apoyo potente y sostenido para que tu piel se vea mejor con el tiempo.
Cómo decidir de forma realista si la mesoterapia es para ti
Para hacerla corta, aquí tienes un mini checklist honesto que usamos mucho en conversación con pacientes:
Si respondes “sí” a la mayoría de estos puntos, tienes buen perfil para mesoterapia:
– Mi principal objetivo es mejorar la calidad y luminosidad de mi piel, no cambiar la forma de mi cara.
– No tengo acné inflamado, infecciones ni heridas abiertas en la zona.
– No estoy embarazada ni en lactancia muy reciente.
– No tengo antecedentes graves de alergia a múltiples medicamentos (o, si los tengo, estoy dispuesta/o a una evaluación muy detallada).
– Puedo comprometerme con un plan de varias sesiones, no solo con “una y chao”.
– Estoy de acuerdo con resultados progresivos, no inmediatos y drásticos.
– Entiendo que igual debo seguir cuidando mi piel en casa (protector solar, rutina básica).
Si, en cambio, lo que buscas es:
– Rellenar surcos profundos.
– Levantar mucho el óvalo facial.
– Borrar manchas severas en pocas sesiones.
– Cambiar arrugas muy marcadas de expresión sin considerar bótox.
Entonces probablemente la mesoterapia no es la protagonista de tu tratamiento, sino un apoyo o, derechamente, algo que deberíamos dejar de lado y priorizar otras técnicas.
Qué hacemos en Clínica EM para personalizar la mesoterapia según tu piel
En Clínica EM no usamos un único protocolo “de catálogo” para todo el mundo.
Nuestro enfoque es:
– Evaluar detalladamente tu tipo de piel y tu historia clínica.
– Definir si tiene sentido la mesoterapia… o si es mejor otra cosa.
– Diseñar un cóctel y número de sesiones ajustado a tu caso.
– Integrar la mesoterapia con otros tratamientos cuando corresponde (por ejemplo, láser suave, peelings o bioestimuladores).
– Acompañarte con una rutina en casa coherente con lo que hacemos en box, para que no estés “arreglando” por un lado y “echando a perder” por otro.
Lo que más me preguntan en el box es: “Doctora, ¿me va a servir de verdad o estoy botando la plata?”.
Y mi respuesta es siempre la misma: si tu piel y tu objetivo calzan con lo que la mesoterapia puede ofrecer, puede ser una inversión muy útil; si no calzan, es mejor buscar otro camino y evitar frustraciones.
Si quieres profundizar más en este tema, te recomiendo leer el contenido que tenemos en nuestro blog Al Box de medicina estética, donde explicamos en detalle distintas combinaciones de tratamientos, cuidados y planes según el tipo de piel.
Y si te interesa ver resultados reales, videos de procedimientos y contenidos educativos cortos, te recomiendo visitar nuestro Instagram, donde compartimos casos y explicaciones prácticas de medicina estética.
Al final del día, cómo saber si la mesoterapia es adecuada para tu tipo de piel pasa por tres cosas que no fallan: una buena evaluación, expectativas realistas y un plan que tenga sentido para tu piel en particular, no para la de otra persona.
Si combinas esos tres elementos, vas a poder decidir con calma si este tratamiento va contigo o si es mejor que exploremos otras alternativas para que tu piel se vea y se sienta mejor.
Este artículo fue escrito por Doctora Blanca Girardi de Steve, Directora Médica de Clínica EM, con 25 años de experiencia en medicina estética y rejuvenecimiento facial.
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