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Por qué los bioestimuladores son mejores que la aparatología
- Por Clínica EM
Cuando me preguntan en la consulta por qué los bioestimuladores son mejores que la aparatología, la respuesta no es un sí o no tajante. Pero en la gran mayoría de los casos, cuando el objetivo es rejuvenecer, tensar y mejorar la calidad de la piel de forma profunda y duradera, los bioestimuladores de colágeno llevan clara ventaja sobre las máquinas.
En este artículo quiero contarte, en buen chileno y sin humo, qué son los bioestimuladores, cómo se comparan con la aparatología (radiofrecuencia, ultrasonido, láser, etc.) y en qué situaciones realmente conviene uno u otro. La idea es que puedas tomar decisiones informadas, sin marketing disfrazado de medicina de porque los bioestimuladores son mejores que la aparatología.
Qué son los bioestimuladores y qué entendemos por aparatología
Antes de entrar en comparaciones de porque los bioestimuladores son mejores que la aparatología, tenemos que ponernos de acuerdo en los conceptos, porque no es llegar y mezclar todo en la misma bolsa.
Bioestimuladores de colágeno: trabajar desde adentro hacia afuera
Los bioestimuladores de colágeno son sustancias inyectables (por ejemplo, hidroxiapatita de calcio o ácido poliláctico) que se colocan en puntos estratégicos del rostro o el cuerpo.
Su objetivo no es “rellenar” de inmediato como un ácido hialurónico clásico, sino estimular a tus propias células para que produzcan nuevo colágeno y elastina.
En la práctica, eso se traduce en:
– Mejor tensión y firmeza de la piel.
– Disminución de flacidez leve a moderada.
– Mejora de textura, poros y apariencia general.
– Efecto progresivo y más duradero.
El resultado no es “cara hecha”, sino una versión más descansada y firme de ti mismo, que pasa piola para los demás, pero tú lo notas día a día.
Mira este resultado del bioestimulador Pilla:

Aparatología: estímulo más superficial y menos específico
Cuando hablamos de aparatología, nos referimos a equipos como:
– Radiofrecuencia facial o corporal.
– Ultrasonido focalizado (HIFU y similares).
– Algunos láseres de rejuvenecimiento.
– Dispositivos combinados de calor y energía.
Estas tecnologías trabajan desde afuera hacia adentro, usando energía (calor, ultrasonido, luz) para provocar un estímulo en la piel que también puede generar colágeno.
El problema es que:
– El estímulo suele ser menos específico.
– Los resultados dependen mucho del tipo de piel, del equipo y del protocolo.
– Generalmente necesitas varias sesiones para sostener el efecto.
La aparatología tiene su lugar, pero no siempre es la mejor carta principal cuando lo que buscamos es un cambio más profundo y sostenido.
Razón 1: profundidad del resultado y calidad del colágeno
En medicina estética, lo que realmente marca la diferencia es dónde y cómo estimulamos el colágeno.
Con los bioestimuladores:
– Inyectamos en planos específicos (dermis profunda, subcutáneo, sobre hueso), justo donde se ha perdido soporte con los años.
– El producto se queda como una especie de “andamio temporal” que le indica a tu cuerpo dónde regenerar.
– El colágeno que se forma es tu colágeno, no un cuerpo extraño, lo que da un resultado muy natural.
Con la aparatología:
– El estímulo puede quedarse más bien en niveles superficiales o intermedios.
– Es más difícil dirigir exactamente la energía al plano en que la estructura está más dañada.
– En pieles muy flácidas o con mucha pérdida de volumen, el impacto suele ser insuficiente y el paciente termina “quedándose corto”.
En buen chileno: si la casa está con las vigas débiles, no basta con pintar las paredes. Los bioestimuladores refuerzan las vigas; la aparatología, en muchos casos, mejora sobre todo la “pintura”.
Razón 2: duración y estabilidad de los efectos
Otro punto clave cuando comparamos por qué los bioestimuladores son mejores que la aparatología es cuánto duran los cambios y cuánta mantención necesitan.
¿Cuánto duran los bioestimuladores?
Depende del producto y del paciente, pero en general:
– El efecto empieza a notarse desde las primeras semanas y progresa durante 3–6 meses.
– Los resultados pueden mantenerse entre 18 y 24 meses, a veces más.
– Suele bastar con una sesión inicial y, en algunos casos, una segunda sesión de refuerzo.
No hay magia, pero sí una relación esfuerzo–resultado muy razonable: pocas sesiones y cambios que se mantienen.
¿Y la aparatología?
La mayoría de los equipos:
– Requieren múltiples sesiones (por ejemplo, 4–8 sesiones iniciales).
– Piden mantención cada ciertos meses para que el efecto no se pierda.
– Tienen resultados más sutiles y, a veces, difíciles de “medir” para el paciente.
A veces me llegan pacientes diciéndome: “Doctora, me hice un paquete de 10 sesiones de máquina y siento que casi no cambió nada”. Ojo ahí: no es que toda la aparatología sea inútil, pero sus límites son claros cuando lo que buscamos es rejuvenecimiento real y sostenido.
Razón 3: personalización y control del tratamiento
Una ventaja de los bioestimuladores que se nota al tiro en la práctica clínica es el grado de personalización que permiten.
Cómo es, paso a paso, un tratamiento con bioestimuladores
En Clínica EM, el proceso típico se ve así:
1. Evaluación detallada
Revisamos historia clínica, medicamentos, enfermedades, expectativas y zonas a tratar. En algunos casos, descartamos el procedimiento si no es seguro.
2. Plan individualizado
Definimos qué bioestimulador usar, cuánto producto, en qué planos y en cuántas sesiones. No es lo mismo una mujer de 35 años que empieza con flacidez sutil que un hombre de 55 con pérdida marcada de volumen.
3. Marcaje y antisepsia
Delimitamos las áreas según el plan, limpiamos la piel con soluciones antisépticas y preparamos todo el material estéril.
4. Aplicación del producto
Usamos agujas finas o cánulas, según la zona, para colocar el bioestimulador de forma precisa. El procedimiento suele ser bien tolerado; a veces usamos anestesia tópica si el producto no la incluye.
5. Revisión y seguimiento
Indicamos cuidados posteriores, controlamos a las semanas y vamos ajustando el plan según la respuesta real de tu piel.
Con la aparatología, aunque también hay evaluación, muchas veces el protocolo es más estándar: “X número de sesiones”, misma configuración o con variaciones mínimas. El grado de fineza que logramos con una aguja bien puesta, la verdad, aún no lo iguala una máquina.
Razón 4: indicaciones, contraindicaciones y cuándo decir que no
Es importante tomarle el peso a que no todo es para todos. Tanto los bioestimuladores como la aparatología tienen indicaciones y límites.
Cuándo están indicados los bioestimuladores
Suelen ser una excelente opción en casos de:
– Flacidez leve a moderada del tercio medio del rostro (mejillas, surcos, contorno mandibular).
– Piel “apagada”, con textura pobre, adelgazada por edad o sol.
– Pacientes que no quieren volumen exagerado, sino rejuvenecer sin cambiar su expresión.
– Personas que buscan algo más duradero que la típica “crema milagrosa” o las sesiones de máquina esporádicas.
Cuándo preferimos NO usar bioestimuladores
Aunque el paciente lo pida, en Clínica EM decimos que no cuando:
– Hay enfermedades autoinmunes descompensadas o en estudio (caso a caso).
– Existen infecciones activas en la zona (herpes, granos, heridas).
– La expectativa es irreal, como “quiero quedar 20 años más joven con una sola sesión”.
– Hay antecedentes de reacciones inflamatorias graves a otros inyectables.
En esos casos, evaluamos alternativas como aparatología suave, skincare médico, o simplemente posponer hasta que el contexto clínico sea más seguro. No siempre se trata de porque los bioestimuladores son mejores que la aparatología, sino de como se pueden complementar.
Cuándo la aparatología sí tiene sentido
Tampoco se trata de demonizar las máquinas. Pueden ser útiles cuando:
– El paciente quiere algo muy suave y progresivo, con cambios discretos.
– Hay miedo a las agujas o contraindicaciones puntuales para inyectables.
– Buscamos complementar un plan que ya incluye bioestimuladores, por ejemplo, con radiofrecuencia para sostener la calidad de la piel.
Pero si tu pregunta es por qué los bioestimuladores son mejores que la aparatología para un rejuvenecimiento de tomo y lomo, la respuesta es: porque llegamos más profundo, con más control y mejores probabilidades de un cambio visible.
Riesgos, efectos secundarios y cuidados posteriores
En buen chileno, no es llegar y pinchar. Cualquier tratamiento serio tiene posibles efectos secundarios y hay que hablarlos de frente.
Con bioestimuladores
Lo más frecuente es:
– Enrojecimiento pasajero.
– Leve inflamación o sensación de tirantez.
– Pequeños moretones (sobre todo en pieles muy finas).
Menos frecuente pero posible:
– Nódulos palpables si el producto no se distribuye correctamente o si el paciente no sigue indicaciones.
– Reacciones inflamatorias tardías en personas con predisposición.
Cuidados habituales:
– No masajear la zona salvo indicación médica.
– Evitar ejercicio intenso y calor extremo las primeras 24–48 horas.
– Seguir los controles programados.
Con aparatología
Riesgos habituales:
– Enrojecimiento, calor, leve edema post sesión.
– En algunos equipos mal usados, quemaduras superficiales o manchas.
Aquí la clave está en que el equipo sea adecuado, el protocolo esté bien indicado y que lo maneje personal capacitado con supervisión médica. Ojo con las “máquinas milagrosas” sin respaldo científico.
Cómo decidir qué es mejor para ti sin perderte en el marketing
En el box, lo que más me preguntan es: “Doctora, ¿qué es lo mejor, bioestimuladores o máquinas?”. Y la verdad es que la respuesta correcta parte por una evaluación honesta, no por la promoción del mes.
Mi recomendación es:
– Si buscas cambios estructurales y duraderos en flacidez y calidad de piel, partir evaluando bioestimuladores suele ser la mejor jugada.
– Si estás muy al debe con el cuidado y quieres algo suave para empezar, algunos equipos de aparatología pueden servir como “puerta de entrada”, pero sabiendo sus límites.
– Muchas veces la combinación inteligente (bioestimuladores + aparatología bien elegida) deja al paciente sacando cuentas alegres.
Si quieres profundizar más en este tema de si los bioestimuladores son mejores que la aparatología, te recomiendo leer el contenido que tenemos en nuestro blog Al Box de medicina estética, donde desarrollamos en detalle varios tratamientos y casos reales.
Y si te interesa ver resultados reales, videos de procedimientos y contenidos educativos cortos, te recomiendo visitar nuestro Instagram, donde compartimos casos y explicaciones prácticas de medicina estética.
Al final del día, entender por qué los bioestimuladores son mejores que la aparatología en muchos escenarios no es una cuestión de moda, sino de cómo funciona tu piel, cómo envejece y qué herramientas tenemos hoy para ayudarla de manera segura, efectiva y realista. Los bioestimuladores son mejores que la aparatología.
Este artículo fue escrito por Doctora Blanca Girardi de Steve, Directora Médica de Clínica EM, con 25 años de experiencia en medicina estética y rejuvenecimiento facial.
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